367 paginas
. . . Aveces basta secar el sudor de la frente de un hombre cansado para que coma de la mano que lo acaricia. No se necesita ser nigromante para eso. Ser leal y alegre, escuchar -o al menos fingir que una lo hace-, cocinar sabroso, vigilarlo sin que se de cuenta para evitar que cometa tonterias, gozar y hacerlo gozar en cada abrazo, y otras cosas muy sencillas son la receta. Podria resumirlo en dos frases: mano de hierro, guante de seda . . .
Sacado de la extraordinaria
imaginacion patologica de:
Isabel Allende
Labels: Algo prestado, Divariando un poco
2 Comments:
nada nuevo...para ustedes vale la recetea tambien..jeje
By alfonso, At 4:44 PM
Si Fonso, pero son pocos los que logran hacerlo... sin fayar en el intento.
By MP, At 1:07 PM
Post a Comment
Subscribe to Post Comments [Atom]
<< Home